La Barraca

Hacia el Oeste, en un lugar céntrico privilegiado de huerta y jardines, entre moreras en su puerta y jazmineros en sus laterales, se sitúa la Barraca. Es la típica vivienda de la huerta murciana; esta acompañada en el exterior de horno moruno y pozo de agua. Consta de dos cuerpos, el primero acoge el «fogaril» (cocina en bajo para fuego), rincón del tinajero, estantería de cañizo para la elaboración del gusano de seda, y utensilios domésticos y de menaje; el segundo, es la habitación de dormir, con cama, camastro y cuna, adornado por variado mobiliario dormitorio. En la parte superior de esta última, un cañizo a media altura, a veces, enyesado, hacía la vez de cámara de conservación de alimentos y productos para el invierno. Su mejor entendimiento, se encuentra disponible en el artículo de investigación y bibliografía aportado por Doña Francisca Soldevila Iniesta, y, publicado en la revista Cangilón núm. 22 (Junio de 2.001).
Una canción popular murciana del S. XIX, con reminiscencias medievales, reza así:
«La tengo bajo una higuera,
junto a la cieca de Meana,
le cantan de día los pájaros,
y por las noches las ranas;
es fresca si hace calor,
en invierno es una manta,
y, ni el Palacio del Rey,
vale más que mi Barraca.»